Logo


El logo de Hacia lo salvaje trata de expresar los valores e ideas que buscamos transmitir en este proyecto. ¡He de reconocer que no es nada sencillo encontrar una imagen que transmita todo! Aquí te contaré, a modo de guía, cómo dimos vida a nuestro logo.

¿Por dónde empezar?

Para nosotros Hacia lo salvaje es, ante todo, un gran cambio en nuestro modo de vida, una auténtica aventura. Si ya fue difícil ponerle nombre, encontrar una imagen tampoco fue sencillo. Además esa imagen tiene que tener fuerza y transmitir todos nuestros valores.
Pero bueno, responder preguntas es casi ya un vicio que tenemos, es una buena manera para ahondar en los detalles...

¿Qué queremos transmitir?

De alguna manera queríamos simbolizar lo que significa Hacia lo salvaje para nosotros. Hacia lo salvaje es un viaje, es un camino que nos acerca a la naturaleza, a otras culturas y sus gentes y a redescubrirnos. Ese camino nos hace ver la vida desde otra perspectiva, en otras circunstancias… 
Así que, al principio pensamos en usar el camino como tal. Más tarde, surgió la idea de incorporar una brújula, como símbolo de guía, que también trasmitía la idea simbolizada con el camino. Por otro lado, también queríamos incorporar un elemento relacionado con la naturaleza. Y para acabar, crear un elemento que simbolice la unión entre culturas.

¿Cómo creamos el diseño?

Si con el nombre nos rebanamos los sesos, para la imagen estrujamos a fondo el lapicero.
El proceso se fue realizando con bocetos a mano que surgían en cualquier parte: en los descansos del trabajo, de camino a algún lugar en el tren, en algún rato en casa…
Después, si alguno de estos bocetos nos parecía lo suficientemente bueno, ya se pasaba a ordenador y así era más fácil mover las formas y probar para conseguir el resultado final.
Como siempre, nos tenía que convencer a los dos, si no descartado. Así que, como es obvio, fueron muchos los bocetos hasta conseguir un resultado apropiado.

Parte artística

Desde que surgió la idea, la curva y el círculo han estado presentes. Desde el principio hemos querido que el logo se pudiese englobar dentro de un círculo. En la naturaleza no existen las líneas rectas, así que el logo se basa en la curva, que es una forma orgánica y el círculo es una curva cerrada que expresa esa idea de convergencia y ciclo. 
La forma se puede interpretar como una flor sobre un círculo mandala. El círculo hace de base y soporte: es una unión continua que simboliza los lazos entre las diferentes personas que se cruzan en el camino y entre nosotros y el medio ambiente que nos rodea. La vida es una base, que gira y avanza en conjunto. El círculo representa el mundo en sí, el mundo por descubrir.
Por otro lado hemos intentado crear un juego entre la flor y sus posibles interpretaciones. La flor de cuatro pétalos trata de simbolizar la orientación dentro de nuestro camino, es nuestra brújula de viaje y nuestra parte más natural en nuestro camino hacia lo salvaje. Pero también puede ser interpretada como una mariposa que migra con el cambio de estación y simboliza la libertad, de ahí, que ese elemento esté ligeramente girado. A su vez la mariposa y la flor tienen una relación de simbiosis: trabajan juntas en su desarrollo.
También hay otra flor más pequeña girada sobre la grande marcando los dobles puntos cardinales o el cuerpo de la mariposa. Esto, unido a los pétalos más tenues de la flor, forma la rosa de los vientos, marcando los posibles rumbos.
Si lo observas bien, puedes descubrir que las capas son traslúcidas. Está formado por las diferentes capas, con diferentes grados de opacidad. Los colores son blanco y verde. Colores de vida y esperanza que tratan de no primar, mostrando a través de la opacidad la esencia de todos los elementos de la composición. Todo es un conjunto: todo tiene igual validez y nada está por encima del resto.

Parte espiritual y simbolismo

El logo forma en su conjunto un mandala, lo cual lo carga de mucho simbolismo. Un mandala es una representación simbólica que, precisamente, se comienza con la guía de los ejes que forman los puntos cardinales. 
La forma circular del mandala recoge el ciclo de la vida. Otorga recogimiento, algo que está completo, y también simboliza el infinito y el universo. Este círculo recoge en su interior otras formas: el triángulo simboliza la transformación y se relaciona con el agua y la vitalidad; la cruz, aparte de marcar los puntos cardinales y las direcciones, implica cambios, ya que este símbolo implica decisiones; la mariposa representa la transformación y muerte, la renovación; la flor implica belleza y fugacidad.
Los colores también le aportan significado. Hemos elegido el color verde, ya que está relacionado con la naturaleza y simboliza también la libertad, el crecimiento, la esperanza y la felicidad. Y el blanco del fondo es la perfección, la pureza, la iluminación: sobre él, todo está por hacer.
Así mismo, con el mandala simbolizamos un mundo creado por nosotros, el mundo desde nuestros ojos. Un mandala siempre es personal y crearlo relaja la mente, tiene algo de espiritual. Es difícil de explicar, pero cuando lo hicimos parecía que todo iba surgiendo. Partimos del boceto en papel, pero no es lo mismo en el papel que pasarlo a ordenador. Ya en el ordenador fueron surgiendo otras cosas nuevas.
Lo cierto es que crear un mandala es algo muy personal, como un logo y en él está expresado nuestro mundo interior, que es justamente lo que nos proponíamos. Queríamos mostrar nuestro afecto a la naturaleza, ya que hemos descubierto que esta posibilidad nos va a suponer cambios, tomar decisiones, una transformación. 
Lo que más nos gusta es su vitalidad, que muestra muchas facetas y se materializa en diferentes formas dependiendo de los ojos que lo miren.

Y a vosotros… ¿qué os parece?

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