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Mostrando entradas de octubre, 2017

España

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Emprendimos nuestra marcha en Bayona y en poco tiempo entrábamos a Irún. Y aquí empieza el principio del final. Nos sentíamos contentos de volver a nuestro país, teníamos ganas de parar, aunque nos había encantado el viaje y en parte, también nos daba mucha pena terminarlo. En Irún ya nos empezamos a sentir en casa. Nos paramos a descansar un poco y hablar con la familia para decirles que habíamos entrado a España. Mientras estábamos hablando por teléfono sentados en un banco, se nos acercó un hombre en bicicleta. Se puso a hablar con Miguel y de repente me dice: ‘Venga niña, cuelga que nos vamos’. Resulta que este hombre es de San Sebastián que es donde nos dirigíamos nosotros. Miguel estaba viendo que había que coger un tramo de autovía en esa dirección, porque no hay otra alternativa y en efecto, este hombre nos lo confirmó. Iba con una mochila y nos dijo que venía de coger castañas y volvía para casa. Que nos diéramos prisa que se acercaba una tormenta. Madre mía, cuánt

Francia

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Después de poner fin al pequeño país de Luxemburgo, y tras una gran cuesta abajo para cruzar el río fronterizo, llegamos a Francia. Se notaba mucho el cambio, en este lado las edificaciones son mucho más humildes. Paramos en Saulnes, poco después de pasar la frontera, en casa de Loic. Loic es un joven francés, que habla un poco de español y al que le gusta nuestra cultura. Nos sorprendió leer en su perfil que le encanta el español, lo cual nos ha hecho pensar que a muchos franceses no les encanta el español o los españoles…  Ya veremos. Bueno, pues Loic vive en un apartamento pequeñito, en la primera planta de un edificio, que compró con un amigo. Se lo ha restaurado él mismo y la verdad que le ha quedado de lujo. Nos contó que estuvo dando la vuelta al mundo y a la vuelta se ha puesto a trabajar en la construcción. Es un tipo la mar de interesante.  A la mañana siguiente, cuando atravesábamos el pueblo para continuar, resultó que nos encontramos con su madre. ¡Vaya casuali

Luxemburgo

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Al poner rumbo a Luxemburgo, ya en bici, agradecimos infinitamente que nos recogiera Steffen en la estación de tren, pues había una buena cuesta antes de llegar a su casa. Continuamos tranquilamente y pronto llegamos a la frontera. Al poco de pasarla descubrimos que muchas empresas alemanas tenían su sede en territorio luxemburgués, para evadir impuestos. También había muchos supermercados, donde cargaban los alemanes y también gasolineras.  Después de esta escena, llegó el campo, con muchos viñedos. Y nuestro día transcurrió tranquilo hasta la capital, donde nos esperaba Jamie con su familia. Él es de origen inglés y su pareja cubana, y tienen una niña preciosa de dos años, con la que nos entretuvimos mucho. Nos contaron que en Luxemburgo hay una gran comunidad de portugués-parlantes. Ellos también habían venido hasta aquí en busca de oportunidades. Jamie se esforzó por hablarnos en español, porque estaba aprendiéndolo. Viven en un piso chulísimo. Y lo que descubrimos con

Alemania de vuelta

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Tras dejar atrás la frontera llegamos a Flensburgo. Es una pequeña ciudad, con una arquitectura algo diferente a lo que nos habíamos acostumbrado en Dinamarca. En Alemania, como sabéis, está prohibido acampar, así que nos acogió Steffen para esa noche.  Steffen es un chico joven. Estuvimos hablando de lo difícil que está el encontrar un buen trabajo en Alemania. Pudimos entender un poco la situación de los jóvenes en este país, que no es muy diferente a la nuestra. La verdad que la conversación fue muy interesante y estuvimos muy a gusto con él. Al día siguiente atravesando por el rural, volvimos a encontrar casas con los tejados de cañas. Aunque se veían diferencias con las danesas. Este día acabamos en Hohn, acogidos por Rainer. El pueblo era pequeño y muy tranquilo. Rainer vive con sus padres, a los que cuida. Nos dio una bienvenida muy acogedora, a pesar de todo lo que tenía que trabajar, pasó bastante tiempo con nosotros compartiendo experiencias.  Al día sigui